28.4.11

Entonces fue cuando esa mañana me desperté y algo en mi estómago volvió a sobresaltarme, esa falta de ti que no se quita ni con el mejor de mis cigarros, ni con alcohol ni comida. Decidi dar por finalizada la función, me puse en pie en la cama y cogi todas y cada una de esas esperanzas que llovían a raudales en mi casa, en mi corazón, y las encerré con un candado, donde no pudieran salir nunca mas. Solamente me quedaba conseguir quemar esa caja fuerte de sentimientos. Esa caja que me tenía atrapada al pasado, a un alma sonriente, a un alma puro, que me hacía vivir. Que coordinaba cada uno de los latidos de mi corazón con los de el suyo, bombeaba mi sangre, manejaba mi respiración, y toda mi vida, referida a el, a su puro antojo.

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